domingo, 30 de diciembre de 2018

LA LAGUNA DE QUINTANA DE LA SERENA





LA LAGUNA DE QUINTANA DE LA SERENA

La Laguna en la segunda mitad del siglo pasado


… Y ella misma, <<La Laguna>>, despertó soñando un día alborozada, meciendo barcas (regalo equivocado que le hicieron) y soñó con ser mar y tener olas y acaso se atreviera algún día a pedir del Municipio playa, suecas, <<Fuengirolas>>… Y yo pienso que es bueno, que en Quintana se puede, todavía, soñar alguna vez en <<La Laguna>> (A. Suárez Bárcena, 1977) (1).

No voy a ser el primero ni, posiblemente, el último –así debería ser-  que escriba sobre La Laguna de Quintana de la Serena. Aun a riesgo de que por olvido omita algunas, no quiero dejar de mencionar aquí a esas personas que han contribuido a enriquecer nuestro conocimiento sobre la historia y la cultura de nuestro pueblo. En primer lugar a nuestro médico que fue don Juan Casco Arias, quien nos dejó un legado lleno de datos en su libro a pesar de los inconvenientes de la época. Entonces, don Juan no pudo disponer de lo que hoy disfrutamos muchos de nosotros como son las nuevas tecnologías, a través de las cuales, cómodamente en casa y pegado al ordenador, podemos obtener, gracias a la abundante documentación digitalizada y puesta en Internet durante los últimos años, numerosos datos que nos permiten una investigación más exhaustiva y detallada de los hechos. Aun así, su obra no carece de valor y, con algunos pocos errores que intentaremos aclarar en sucesivos trabajos, ha servido para que los quintanenses conozcamos nuestra historia. También nos hablaron de este lugar y de formas diferentes otras personas –pido disculpas si me olvido de alguna- como Víctor Fortuna Hidalgo, Ángel Suárez Bárcena, Pedro Rodríguez Horrillo y Juan Antonio Chacón Chacón. A todos ellos, mi reconocimiento y agradecimiento. El mérito, sin duda, de ellos, limitándome tan solo  a añadir algunos datos inéditos que he podido recopilar y que considero de interés para todos.


La Laguna fue un estanque de agua situado al este de la población, hoy integrado en el casco urbano y donde antiguamente se celebraba el rodeo, sirviendo sus aguas como abrevadero para el ganado y para contener algunos peces como carpas, las cuales se solían pescar con caña.

 Las primeras noticias que encontramos referentes a “la laguna del Concejo” se remontan a finales del siglo XVI (2), y ya, a finales del XIX tiene lugar el acuerdo municipal de las obras de ensanche. Casco Arias, nos habla, cómo en los años sesenta La Laguna servía de abrevadero para el ganado, celebrándose cerca de la misma el tradicional rodeo de ganados; así como, lugar de ocio donde se practicaba la pesca de carpas:

<<Para abrevadero de ganados el Ayuntamiento dispone de una Laguna que se alimenta de las aguas pluviales quedando con escasa cantidad en verano, que está situada al este del pueblo a escasos metros del casco urbano, cerca de la carretera de Castuera […] la pesca es practicada principalmente con caña en La Laguna, donde se crían buenos ejemplares de carpas>> (Casco Arias, 1961: 39, 297).

Como hemos dicho, a finales del siglo XIX encontramos las obras de ensanche de La Laguna acordadas en la sesión extraordinaria celebrada el día 26 de julio de 1883, siendo presidido el Ayuntamiento por Laureano Barquero de Murillo:


<<Se acordó por unanimidad la formación del oportuno expediente para ejecutar las obras municipales de ensanche de la Laguna […] También se acordó que por la Comisión de presupuestos se formule el proyecto de su extraordinario para cubrir las atenciones de referidas obras toda vez que en el ordinario del ejercicio corriente no había consignada cantidad alguna con dicho objeto>>.

En sesiones posteriores <<se acordó nombrar perito facultativo para la formación del proyecto y presupuesto de las obras municipales de ensanche de la Laguna […] al Arquitecto D. Ventura Vaca>> (sesión ordinaria y pública del día 12 de Agosto). Aprobado el proyecto del presupuesto extraordinario formado por la Comisión para cubrir las atenciones de las obras municipales proyectadas (sesión ordinaria del día 2 de septiembre), se acordó, por último:

<<Que las referidas obras se ejecuten por Administración de conformidad en un todo con el perito facultativo y con sujeción al pliego de condiciones redactado por el mismo. Segundo. Que se dé principio á la mayor brevedad posible. Tercero. Nombrar perito facultativo para la dirección de las mismas á D. Ventura Vaca. Cuarto. Nombrar para el régimen y vigilancia de los empleados a Don Leocadio Ortiz Balsera…>> (BOP, 12 y 14/11/1883.).  

En 1929, el corresponsal del Correo Extremeño al hablar de la conveniencia de celebrar la Fiesta del Árbol (Vid. Fiesta del Árbol), sugiere plantar árboles en la explanada que se encuentra junto a La Laguna y lugar donde se situaba el ganado durante el rodeo que se celebraba en la Feria. Como sabemos, el árbol de “moda” en aquellos años era el eucalipto y de aquella actividad procederían los eucaliptos de La Laguna y de la Ermita:

<<La conveniencia de celebrar la simpática y beneficiosa Fiesta del Árbol […] Hace varios años que no recordamos se celebre en esta localidad la simpática fiesta del Árbol, siendo de una necesidad el fomento del amor a las plantaciones de árboles por todas las plazas y calles de la población que sean susceptibles, dada su anchura, […] Hay un sitio en este pueblo que está pidiendo con voces imperiosas árboles, y que en el transcurso de pocos años nos devolvería un gran bosque de incalculable valor por las pocas pesetas que ahora se gastarían en plantaciones; me refiero a la explanada que está más allá de la laguna, y donde se sitúa el ganado en la feria, el cual tendría sombra en los días ardorosos en que ésta se celebra. Isaías Coronado>> (Correo extremeño, 1929:8).

A principios de los años setenta se dispusieron unas barcas de las que ya se anticipaba:

<<… un frondoso arbolado se proyecta a extramuros de la población, teniendo como marco la charca o laguna […]. Allí habrá barcazas, con vaivén de cuna, que con vistoso alumbrado, puede que nos den la impresión de un Venecia cercano […]>> (V. Fortuna, 1971).





En la lucha contra la enfermedad del paludismo, muy frecuente durante el verano al ser transmitida por un mosquito que proliferaba, sobre todo, en aguas estancadas, se introdujo en nuestra laguna un pez procedente del continente americano, la gambusia (Vid: Gambusia): <<… la profilaxis se hizo principalmente sembrando gambusias en La Laguna, y de aquí se difundieron al Arroyo del Tío Pepe y al río y sus afluentes>> (Casco Arias, 1961: 282).

Por su parte, Pedro Rodríguez Horrillo nos comenta el fenómeno conocido como “alunarse la laguna”:

<<En dicha laguna se criaban carpas de mediano y pequeño tamaño y se pescaban con cañas […] Si no llovía en verano, que era lo que generalmente sucedía, se asfixiaban por falta de oxígeno (se alunaban, se decía en el lenguaje de la calle), ya que el agua descendía a niveles muy bajos por la acción de la evaporación y otras causas, procediéndose entonces a su desagüe para recoger las carpas que aún se mantenían vivas>> (Rodríguez Horrillo, 1999).


Sobre algunos sucesos en La Laguna tenemos la narración que hace el autor de la novela Ni el espíritu de los pámpanos, sobre el salvamento de un muchacho llamado Isidoro, hijo de Demetrio y nieto de la Sanjuana:

<<…  cuando regresaba por el almendral, sobre el mediodía, con la carga hecha y metida en un costal, que traía al hombro, junto con varias trampas que había decidido no dejarlas puestas, escuchó la alarma. Eran las angustiosas voces de una mujer que, muy cerca de la sangraera de la laguna —que era una pequeña rebaja en la altura de la pared para vaciar y aliviarla de agua—repetía una y mil veces ¡sooogaaa, soogaaa, soogaaa…! […] En lo que sí estuvieron de acuerdo los presentes fue en corroborar lo que había dicho la Sampedra, que era otra vecina que se acercó allí por el revuelo armado: ¡No, si la laguna, algún día, nos va a dar algún disgusto!>> (Chacón, 2011: 135).

         Efectivamente, el “vaticinio” (3) se produjo a principios del siglo pasado, durante el verano de 1906:

<<En una laguna que hay extramuros de la villa de Quintana, tuvo la desgracia de perecer ahogado, el niño de 8 años de edad, Diego Ánguas Sánchez, hijo de Benito y Manuela.
         El desgraciado niño se fue a bañar al referido sitio en unión de varios amigos de la misma edad. Después del baño, una vez fuera del agua y cuando ya se encontraban vestidos, concibieron la idea de subirse al muro que, según parece, existe próximo al mismo y emprendieron aquellos una vertiginosa carrera, teniendo la desgracia el Diego de perder el equilibrio y de caer al agua en el sitio que hay más profundidad. Los compañeros de aquel al ver el peligro que corría, empezaron a gritar implorando auxilio; acudieron dos jornaleros llamados Bibiano Corrales y Francisco Mateo Rocha, que trabajaban en una era próxima a aquel sitio, los cuales se arrojaron al agua, pero ya era tarde; cuando sacaron al Diego era cadáver ya.
         El juzgado acudió  a orillas de la laguna, recogiendo el cadáver del niño>> (La Región extremeña, 1906).

Por todo, las advertencias de los padres:

<<...eran continuas para que no nos bañáramos nunca ni en pozos, ni en charcas ni en la laguna, entre otras cosas porque en ésta había muchas pocetas y eran muy traicioneras y en la laguna, encima, al lado de la sangraera, o sitio rebajado del muro para aliviar las aguas en las avenidas, en la pared misma, en una de las piedras de granito, un picapedrero, por encargo de sus familiares, había labrado una cruz que recordaba que en ese lugar se había ahogado un niño>> (Chacón, 2012: 138).




Durante la década de los ochenta,  siendo Alcalde don Juan Bonilla Ponce se llevó a cabo en el entorno de La Laguna el <<encauzamiento del desague de la laguna>> y el <<Parque de la Laguna>>, además de la construcción de la Piscina Municipal  (Libro  de Feria, 1986). 

Como consecuencia de la riada producida en el año 1989, se achacó sus graves consecuencias, al menos en parte, a la reciente actuación que sobre el entorno de la misma se había realizado. Sin embargo, observamos que ello no debió ser así tal y como, diez años más tarde, Pedro Rodríguez Horrillo hace la narración de los hechos:

<<La laguna no era, como se ha dicho, una pequeña presa que servía de regulación de avenidas en el cauce de la Dehesa Vendida. Al desaparecer el rodeo […] la laguna dejó de tener su razón de ser, por lo que fue achicada y vallada para su conservación como recuerdo histórico, ocupando hoy una superficie aproximada de 4.000 metros cuadrados. Ya no se baña nadie ni abreva el ganado en la misma.
         Tampoco puede decirse que la culpa de la riada que se produjo como consecuencia de la tromba de agua caída en la tarde del 30 de septiembre de 1989, la más grande que se recuerda, la tuviera el achicamiento de la laguna. Fue tal la cantidad de metros cúbicos de agua los que cayeron aquella tarde, en un radio de acción que abarcaba desde la hoja de la Mata hasta la de la Reyerta de Quintana, entre las que está comprendida la de la Dehesa Vendida, que el agua que pudiera haber represado la laguna (en el supuesto de que estuviera vacía, que no lo estaba), si no hubieran sido reducidas sus dimensiones, no pasaba de ser una gota en el Océano. Para muestra un botón: en el arroyo de la Mata perecieron ahogadas dos mulas que estaban atadas en sus cercanías. ¿Tuvo que ver algo aquí la laguna?
         Cuando estoy terminando de redactar estas líneas me llega la noticia de que el Ayuntamiento se propone llevar a cabo, en un futuro inmediato, un macroproyecto en la laguna y su entorno…>> (Libro de Feria, 1999).

El arroyo que vertía sus aguas en La Laguna, ha quedado desviado, lo que no ha impedido que en años de fuertes y constantes lluvias se llenara de agua, como ocurrió  en el invierno del 2009.


Actualmente, su funcionalidad ya no es la misma de aquellos años, habiendo sido utilizada recientemente para celebrar festejos taurinos. Se iniciaron las obras de lo que se supone sería un auditorio al aire libre, habiéndose realizado el acondicionamiento de su entorno a base de la construcción de una fuente y la apertura de una cafetería. 


Como hemos visto La Laguna ha sido muchas cosas. Desde tener una función práctica (abrevadero, rodeo) a lugar de recreo para jóvenes y mayores (pesca, paseo, barcas, noches de verano), de buenos y malos recuerdos (desgracias personales). Lo que sí está claro es que no volverá a ser lo que fue.


Vista de La Laguna desde el Silo
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Notas:
1.     De la poesía de Ángel Suárez Bárcena que lleva por título Soñando en La Laguna,  publicada en el Libro de Feria de 1977.
Soñando en “La Laguna”. Ángel Suárez-Bárcena.
Aquel modesto abrevadero de las ferias de ganado, tan sólo es hoy vago recuerdo en memorias ya maduras.
     Hoy es, —en realidad siempre lo fue— simplemente <<La Laguna>>: Un poco de agua represada de las lluvias de otros tiempos.
     Con todo, la presencia del agua breve y tranquila, ilusión de frescor en la calina, invita al paseo en el ocaso, a gozar de la puesta de sol evocadora…
     Y <<La Laguna>>, humilde abrevadero del ganado de otras Ferias, se engrandece de misterio de amor de enamorados, soñadores y poetas.
     Yo he soñado la tarde de verano y teniendo en lontananzas <<Cantalcuco>>, he visto, manando de los cerros, la sangre que engorda el rojo grito de las nubes, como toros pastueños del crepúsculo.
     Soñé la casa de Germán hecha palacio, y músicas lejanas y risas cantarinas, me evocaron recepciones palaciegas, grandes fiestas y saraos.
     Y el sauce, que cansino, descolgaba lagrimones hacia abajo, llorando su miseria, fue altivo ciprés que enhisto recibía a los invitados…
     Yo he soñado la  noche y he visto las estrellas descolgarse una a una en fuegos de artificio y he soñado en viajes espaciales, en <<Ovnis>>, en planetas…
     Yo he soñado el amor de adolescente y he pedido mi deseo a la fugaz estrella.
     Y ella misma, <<La Laguna>>, despertó soñando un día alborozada, meciendo barcas (regalo equivocado que le hicieron) y soñó con ser mar y tener olas y acaso se atreviera algún día a pedir del Municipio playa, suecas, <<Fuengirolas>>…
     Y yo pienso que es bueno, que en Quintana se puede, todavía, soñar alguna vez en <<La Laguna>> Ángel Suárez-Bárcena. Quintana de la Serena, Agosto de 1977>>.
2.  En 1595, se habla de la laguna del Concejo al referirse a la extensión de la Ermita de los Mártires: <<Entre los lanchares y la laguna del Concejo>>. Libro de la visitación de don Juan Rodríguez Villafuerte en 1595.
3. La narración del caso acaecido en 1906 y del que disponemos de la documentación referenciada no se correspondería con la que en su libro hace Juan Antonio Chacón. Las iniciales que figuran grabadas en una de las piedras de la sangraera son R. P. (¿B?), por lo tanto, no se correspondería con las de Diego Anguas Sánchez.




Bibliografía:
CASCO ARIAS, Juan (1961), Geobiografía e historia de Quintana de la Serena. Editorial Prensa Española. Madrid.
CHACÓN CHACÓN, Juan Antonio (2011), Ni el espíritu de los pámpanos. Editorial Círculo Rojo. Madrid.
LIBRO DE LA VISITACIÓN DE DON JUAN RODRÍGUEZ VILLAFUERTE EN 1595, A CAMPANARIO Y SUS ALDEAS DE QUINTANA Y LA GUARDA. Transcripción de Manzano Garías, A.  Fondo Cultural Valeria (Campanario). Don Benito (Badajoz), 1980. El libro manuscrito original se encuentra en el Archivo Diocesano de Badajoz. Libro XIII).

FUENTES CONSULTADAS
BOP. Sesión extraordinaria y pública del día 9 de octubre. 12 y 14 de noviembre de 1883. Colección Histórica. 1835/1997. Diputación Provincial de Badajoz. Archivo Provincial.
La Región Extremeña. Núm. 9338, 3/08/1906. Pág. 2. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Correo extremeño. Año XXVI. Núm. 7488, 13/11/1929. Pág. 8. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
Libro de Feria. Ayuntamiento de Quintana de la Serena (1971): Artículo de Víctor Fortuna; (1986): “Entrevista al Señor Alcalde”. Pedro Rodríguez; (1999): “La Laguna”. Pedro Rodríguez Horrillo; (1977): “Soñando en la Laguna”. Ángel Suárez Bárcena.

FOTOS
De la colección de fotos antiguas de Juan Ramón Murillo Rodríguez.
Fotos actuales: Juan Francisco José Dávila Sánchez


Juan Fco. José DÁVILA SÁNCHEZ
Quintana de la Serena, 2018







sábado, 6 de octubre de 2018

FIN DE SEMANA EN EL ROMPIDO (HUELVA)

Durante la repoblación en el siglo XV, surgiría la villa de San Miguel de Arca de Buey en la falda de una pequeña loma en cuya cima se construyó un castillo de planta rectangular para la vigilancia y defensa del litoral onubense. El lugar sería abandonado definitivamente a mediados del siglo XVII, debido a la inseguridad provocada por las continuas incursiones de los piratas berberiscos. Hoy podemos hospedarnos en un hotel construido en el lugar que ocupara el antiguo caserío y su iglesia, destruida por el terremoto de 1755. Tan solo podremos apreciar restos de dos de los lienzos de la muralla que conformaba el castillo, puestos en valor tras su restauración y que hoy quedan integrados en el complejo turístico.
Más abajo queda El Rompido, pequeño pueblo de pescadores situado en la desembocadura del río Piedras, donde podemos degustar unos estupendos mariscos en los numerosos restaurantes de la zona. Como atractivo turístico el mismo hotel ofrece el trayecto en un pequeño transbordador que te conduce a una playa virgen en la que podrás disfrutar de la tranquilidad y de la naturaleza que te ofrece el lugar. El barco te dejará en la playa de la Flecha, en la desembocadura del río Piedras, y cruzando por una pasarela de madera irás observando la vegetación característica de esa flecha de arena de 12 kilómetros de largo hasta llegar al otro lado donde aparece el océano bañando la arena.


sábado, 11 de agosto de 2018

ACTIVIDADES COMERCIALES E INDUSTRIALES, OFICIOS Y PROFESIONES EN QUINTANA DE LA SERENA DURANTE LAS DOS ÚLTIMAS DÉCADAS DEL SIGLO XIX

ACTIVIDADES COMERCIALES E INDUSTRIALES, OFICIOS Y PROFESIONES EN QUINTANA DE LA SERENA DURANTE LAS DOS ÚLTIMAS DÉCADAS DEL SIGLO XIX

Quintana de la Serena era una villa con Ayuntamiento, de 4.293 (1881), 4.395 (1894-99) y 4.678 (1900) habitantes, situada a 11 kilómetros de Castuera, como queda reflejado en el Anuario Riera. <<Sus producciones consisten en trigo y cebada, teniendo gran importancia la cría de ganado de cerda. La estación más próxima Campanario…>> (1887-1900).

Cargos administrativos y religiosos

En los anuarios de 1881-1886, no se reflejan los cargos civiles y administrativos. A partir de 1887, vemos que se insertan el nombre del alcalde, secretario, etc.; así como el del párroco.

Alcaldes: Antonio Nogales (1887-88); Carlos Barquero (1894-96-97-98); Leopoldo Coronado Coronado (1899-1900).
Secretario: Bibiano Dávila (1887-88); Higinio González (1894-96-97-98); Enrique Tocados (1899); Juan Cerrato Morillo (1900).
Juez municipal: Rafael Ortiz (1887-88): Juan Barquero (1894-96-97-98); Baldomero Fernández Blanco (1899); Florentino Tocados López (1900).
Fiscal: Baldomero Fernández (1887-88); Victoriano Rodríguez (1894-96-97-98); Francisco Morillo (1899); Francisco García (1900).
Secretario: Juan Manuel de la Cruz (1887-88-94-96-97-98); Juan Cerrato Morillo (1899); Juan Antonio Quintana (1900).
Párroco: Anselmo Rabanal (1887-88); Antonio Marín (1894-96-97-98); Anselmo Rabanal (1899); Pedro Gómez (1900).

Enseñanza
         Figurando como profesores de Instrucción pública se encuentran Pablo Agapito Barquero Trejo y Miguel Roche (1881-82-83-84-86-87). Aparece Soledad Santos en 1887, no quedando reflejada en 1888 y apareciendo María Guadalupe Ferreras Rico. En 1894, Agapito Barquero, Francisco Ruiz, reapareciendo Soledad Santos. Seguirán los mismos en1896-97-98-99-1900).

Sanidad

Farmacéuticos: Francisco Berrocal, Víctor de la Cruz Dávila, Santos García Murillo y Juan Victoriano Barquero (1881-82-83-84). En 1886, apreciamos la ausencia de Francisco Berrocal, siguiendo todos los demás: Víctor de la Cruz, Santos García y Juan Victoriano (1881-86-88). En 1894-96-97, Victoriano Barquero y Víctor de la Cruz. En 1899-1900, los dos anteriores y Ricardo García Ortiz.
Cirujanos: Manuel Anguas Fernández y Andrés Fernández de la Vega (1881-82-83-84-86).
Médicos: Venancio de la Cruz Pérez, Manuel Naranjo Dávila, Juan Rodríguez Hidalgo y Benito Rodríguez Hidalgo (1881-82-83-84). En 1887, deja de aparecer Benito Rodríguez, siguiendo todos los demás en 1888. En 1894-96-97-98, Miguel Barquero, Venancio de la Cruz y Manuel Naranjo. En 1899, Venancio de la Cruz, Manuel Naranjo y Juan García Ortiz. En 1900, Aniceto Blázquez, Venancio de la Cruz, Juan García Ortiz y Manuel Naranjo.
Veterinarios: Diego Antonio Bravo Barquero (1881-82-83-84). En 1887, solo aparecen Juan Bravo y Joaquín Francisco Rodríguez Barquero (1887-88). En 1894-96-97-98, Diego Bravo y Francisco Rodríguez. En 1899, solo aparece Francisco Rodríguez. En 1900, Diego Díaz y Francisco Rodríguez.

Profesiones
Abogados: Miguel Barquero Murillo, Antonio Francisco Cruz Hidalgo, Antonio Fernández de la Vega y Rafael Ortiz Barquero (1881-82-83-84). Miguel Barquero, Antonio Fernández y Rafael Ortiz B. (1886). En 1887, solo figura como abogado Antonio Fernández (1887-88). En 1894-96-97-98, Diego Barquero y Esteban Barquero. En 1899, Francisco Morillo, Leopoldo Naranjo y Enrique Tocados. Y en 1900, siguen Francisco Morillo, Enrique Tocados, y aparece Florentino Tocados López.
Notarios: Manuel Hidalgo (1881-82-83-84-87-88). Vicente Silva (1894-96-97-98-99-1900).
Agente de seguros: Ángel Cáceres (1899-1900).

Actividades industriales

Como industriales: Rafael Gómez Coronado, Diego Murillo Rebollo, Juan Ortiz Balsera, Juan Lorenzo Ortiz y Rafael Ramos Huerta (1881-82-83-84-86). En 1887, aparece la fábrica de harinas de Juan Ortiz (1887-88). En 1894, sigue Juan Ortiz y aparece Benito Rodríguez. En 1896-97-98-99-1900, siguen Juan Ortiz y Benito Rodríguez.
En 1888, aparece el epígrafe de Curtidos en el que figuran Francisco Coronado y Antonio Gómez. En 1894, seguimos encontrando a Francisco Coronado, además de Victoriano Barquero, Antonio Coronado, Francisco Martín, Pascual Martín y Francisco Rey Barquero. En 1896, todos los anteriores, excepto Francisco Coronado. En 1898, aparecen todos los anteriores, incluido Francisco Coronado. En 1899-1900, Victoriano Barquero, Antonio Coronado, Francisco Coronado, Francisco Martín, Viuda de Pascual Martín y Francisco Rey Barquero.
Como Fábricas de Curtidos, Santiago Blázquez, Diego Martín y Juan Ortiz. Éstos, siguen en 1894-96-97-98, acompañados de Benjamín Barquero, Juan Ortiz Quintana, Miguel Ortiz y Miguel de Tena. En 1900, aparecen Benjamín Barquero y Cía., Santiago Blázquez, Diego Martín, Juan Ortiz Quintana, Miguel Ortiz y Miguel de Tena, insertándose los anuncios dos anuncios siguientes:

BARQUERO PEDRO (B.)
Fábrica y almacén de curtidos. Operaciones de banca.

REY BARQUERO
(CLAUDIO)
Fábrica y almacén de curtidos, pieles, lanas, cereales. Flor para cuajar leche. Compra y venta por mayor y menor.- Telegramas, Claudio Rey, por Castuera, Quintana, Calle Plazuela, 9.


En 1894, aparece el epígrafe Pieles al peso, Diego Rey Barquero y Francisco Rey Barquero. En 1896, aparece el anuncio de los hermanos Rey Barquero:

REY BARQUERO HERMANOS
Quintana de la Serena, provincia
                    de Badajoz.
Compran y venden para la península y extranjero
toda clase de pieles al pelo, lanas, curtidos y flor
para cuajar leche.

En 1897, siguen Rey Barquero, hermanos. En 1899, como almacenista de pieles al peso, Rafael Coronado Barquero. Y en 1900, Rafael Coronado Barquero y Rey hermanos.


Establecimientos comerciales

Hasta el anuario de 1887, no vemos reflejado el epígrafe de Comestibles, apareciendo Rafael Ramos, que seguirá en 1894-96-97-98. En 1899-1900, Manuel Fernández.
 De igual modo, aparecen otros epígrafes como el de Flor de cardo, y como tratante de lo mismo figura Diego Rey Barquero (1887-88). En 1894, el epígrafe cambia a Flor de cuajar leche, siguiendo como tratante Diego Rey Barquero y apareciendo Francisco Rey Barquero. En 1896-97-98, Hermanos Rey Barquero y Francisco Rey Barquero. En 1900, Rafael Barquero y Hermanos Rey Barquero.
 En el epígrafe de Mercerías y paquetería, tenemos a Marcelino Díaz y Diego Fortuna (1887-88). En 1894, siguen Marcelino Díaz y Diego Fortuna, además de Santiago Blázquez, Raimundo Bravo y Francisco Dávila. En 1896, además de los anteriores, aparecen Marcelino Díaz, Diego Fortuna y Clemente García, y siguen todos en 1897-98. En 1899-1900, Santiago Blázquez, Raimundo Bravo, Francisco Dávila, Marcelino Díaz y Diego Fortuna.
En el de Tejidos, Juan Coronado y Juan Ortiz (1887-88), que seguirán en 1894. En 1896, Diego Bravo y Francisco Rodríguez. En 1897-98, reaparecen Juan Coronado y Juan Ortiz, figurando solo estos dos. En 1899, siguen los dos anteriores. En 1900, Venancio Cruz y Juan Ortiz.



FUENTES
Anuario Riera, 1881-1888; 1894-1899-1900.



Juan Francisco José DÁVILA SÁNCHEZ
Quintana de la Serena, 2018

viernes, 27 de julio de 2018

QUINTANA DE LA SERENA A FINALES DEL SIGLO XVIII.



QUINTANA DE LA SERENA A FINALES DEL SIGLO XVIII. Economía y Sociedad.   

La comprensión de la propia raíz histórica de un pueblo ha de efectuarse desde la plena y total interiorización de su identidad y ha de construirse desde el más completo y más amplio entendimiento de su pasado histórico.
Fernando Cortés Cortés.


Cuando en Europa, a partir de 1680, se había iniciado un movimiento de cultura y progreso (la Ilustración), y la Revolución Francesa se producía en 1789, observamos que este territorio (La Serena), como toda Extremadura, se encontraba aún (1791) en una situación con características feudales, en la que los señores y el clero ejercían su poder regidos por las normas de la Orden de Alcántara. Es, precisamente, este conjunto de poderes los que dificultarían su salto hacia el progreso. Atrás quedaban los años del gran Imperio español de los Habsburgos, y en el siglo XVIII e incluso en el XIX, como escribiría cien años más tarde (hacia 1890) don Juan Varela: <<despertamos de nuestros ensueños de ambición, nos encontramos muy atrás de la Europa culta, sin poder alcanzarla, y obligados a seguirla como a remolque>>.

Introducción

            Quintana,  en el año1791,  era una de las 18 villas correspondientes al Partido de La Serena cuya capital se situaba en Villanueva de la Serena, y perteneciente al territorio de la Orden de Alcántara. Judicialmente dependía de la recién creada Real Audiencia de Extremadura con sede en Cáceres: <<y por lo eclesiástico corresponden este, la Guarda y Castuera al el Priorato de Magazela nulius diozesis…>> (1). El prior residía oficialmente en Villanueva y tenía jurisdicción cuasi episcopal, nullius diócesis, pudiendo usar hábitos de obispo y nombrar al párroco de la villa entre los candidatos pertenecientes a la orden que habían sido propuestos por el concejo (2).

            En el año 1790, se crea la Real Audiencia de Extremadura, estableciéndose un año después, en el acto de apertura celebrado en Cáceres, la situación territorial y jurisdiccional de Extremadura en nueve Partidos: Trujillo, Cáceres, Alcántara, Coria, Badajoz, Mérida, Llerena y La Serena (algunos autores establecen ocho Partidos al considerar como uno, Plasencia-Coria). La creación de la Real Audiencia va a suponer un gran avance, teniendo en cuenta que antes era necesario desplazarse a las Chancillerías de Granada y de Valladolid para solventar, en última instancia, los pleitos; con la consiguiente dilación y gastos que ello ocasionaba a los vecinos de la villa. Esta institución surgió para remediar <<los costosos y distantes recursos a los Tribunales superiores constituidos fuera de la provincia de Extremadura>> (3).
           
En el año 1791, la provincia de Extremadura será interrogada por orden de la Real Audiencia, enviando a varios visitadores que se encargarán de realizar un Interrogatorio de 57 preguntas, para que: <<la contesten las justicias, párrocos, ayuntamientos y personas particulares de los pueblos integrados en cada partido de la provincia de Extremadura>> (4).

El Partido de La Serena fue visitado por Don Agustín Cubeles y Rodas, Alcalde del Crimen de la Real Audiencia. En Viaje a la Serena en 1791, de Antonio Agúndez Fernández, se define así:

Era más bien alto que de mediana estatura, de rostro moreno y alargado, ojos graves y penetrantes. Muy discretamente vestido, llevaba zapatos con hebillas de plata, medias de sea color bermellón, calzas oscuras, camisa de encajes y casaca azul con sencillos bordados. Al cinto una espada corta y en la mano bastón de caña de India con empuñadura de oro, insignias de su elevada calidad de consejero de S. M. y Alcalde de crimen de la  nueva Audiencia de Extremadura.          

Y sigue diciendo de él:

El magistrado traía teorías de los enciclopedistas franceses, tibias en asuntos de fe, poco respetuosas con los bienes eclesiásticos (aunque ya se libraba él de separar los dedicados al culto y decoroso mantenimiento de sus ministros, de los de granjerías y posesiones territoriales) y hasta contrarias al que decía excesivo número de individuos de teja y cogulla, cuando tanta falta hacían brazos para las industrias y trabajos de producción. En el orden civil, esperaba nuevos tiempos de cesación de privilegios nobiliarios y feudales, igualdad en los Concejos y en la Corte, para cuyos cargos serían méritos la bondad, el saber y la laboriosidad frente a las preferencias de casta cuando estas aparecían solitarias y sin apoyo de nuevos hechos honrosos.

                                          
            A la vista del Interrogatorio, que constituye una fuente esencial para el conocimiento socioeconómico del siglo XVIII, se pueden comprobar varios aspectos de la época; aunque hay que ser prudentes en la apreciación de los datos reflejados, teniendo en cuenta la finalidad fiscalizadora.
           
            La villa de Quintana tenía 506 vecinos –unos 2.024 habitantes- que vivían principalmente de las labores del campo y del comercio de la arriería, para lo cual, existían 288 yuntas aplicadas a la labor y 84 recuas destinadas al tráfico de la arriería.

            El terreno del que disponían los vecinos para el cultivo y el ganado era escaso. La mayor parte del terreno estaba constituido por las sierras de Agalla y Guiraltas, pertenecientes al gobernador de Almadén, y la dehesa de la Pared, comprendida en la Real Dehesa de la Serena. Solo disponían de la dehesa boyal y el ejido:

Que los propios consisten en la dehesa boial y un ejido, que azen dos mil y setezientas cabezas de yerba, pobladas de monte hueco de enzinas y producen unos años con otros sobre doze mil reales, de los cuales solo perzibe la villa dos mil y quatrozientos por alimentos para las dotaciones y gastos del reglamento a que no alcanzan y el resto perzibe la Santa Inquisición por su posesión pretoria.

            A través del Interrogatorio, observamos que en la mayoría de las villas se exige el aumento de terrenos para el aprovechamiento del pasto y las labores agrícolas, pues el sistema de aprovechamiento de pastos en La Serena favorecía a los ganados trashumantes sobre los estantes, impidiendo, por otra parte, el desarrollo de la agricultura.


            En el siglo XVIII, nos encontramos con una sociedad esencialmente rural en la que la tierra es la base de la economía y aquella se encuentra en su mayor parte en manos de unos pocos privilegiados. Estos grupos privilegiados, nobleza y clero, poseedores de la mayor parte de la tierra y despreocupados de su explotación, las arrendaban a otros, obteniendo grandes beneficios, mientras que el pequeño campesino vivía en la miseria. A finales de este siglo, todavía nos encontramos con los problemas que surgen como consecuencia de los privilegios concedidos por la Mesta a los ganaderos trashumantes, que entran en constante conflicto con los agricultores y ganaderos estantes por el aprovechamiento de la tierra.

            En este marco jurisdiccional, la puja por los pastos entre los ganados estantes y los trashumantes, representados desde el siglo XIII por el Honrado Concejo de la Mesta, encerraba el trasfondo de la lucha por la tierra en la crisis del Antiguo Régimen y la dialéctica de oposición y complemento entre ganadería y agricultura (5).

                                                                                                                
RECURSOS ECONÓMICOS                                                              

1.      La agricultura

            Los útiles de labranza utilizados en esta época seguían siendo el arado de madera con reja de hierro, tirado por bueyes, vacas o mulas. En el año 1791, había en Quintana 120 labradores y 162 jornaleros, contando con 288 yuntas dedicadas a las labores del campo: <<Y hay doscientas ochenta y tres yuntas  maiores y zinco menores; y la aplicación natural destos bezinos es a la labor, granjerías y harrieria>>.

El problema principal con el que se encontraban estos labradores era, como se ha dicho anteriormente, la escasez de terrenos para cultivar:

Que hai terrenos yncultos y a propósito para labor, su desmonte en media legua de ambito, poblada de jaras, charnecas y otros arbustos ynutiles en los sitios de sierra Agaia y Guiraltas, distantes menos de una legua, pero no se desmonta y cultiva por ser necesaria la licencia del señor gobernador del Almadén, en cuia demarcación estan comprendidos.

            Por ello, se demanda el aumento de terrenos de labor ocupados en su mayoría para el pasto del ganado trashumante, causante de la mayoría de los conflictos que surgen en el campo:

Las cosechas reducidas a las especies de trigo, cevada, centeno, abas y garbanzos, estan de manifiesto atraso con respecto a la poosibilidad aplicación y yuntas de estos naturales por falta de terrenos en que hacer las labores, por cuia razón se halla atrasada tambien la cria de ganados con perjuicio del estado; ambos ramos pueden fomentarse y elevarse a su mayor perfeccion, si la piedad del soberano tuviera a bien conceder a pasto y lavor las dehesas de dominio particular que ocupan los trashumantes, único medio de prosperarlos.

Los jornaleros, durante la siega de cebada y trigo, ganaban de 4 a 6 reales con derecho a cinco comidas: <<Y se nota que los jornaleros de labor y esquila se ban al tiempo a otros pueblos y dejan cosechas por recoger con grabes perdidas, despues que se mantienen en el ymbierno>>.

            Los cultivos principales eran de trigo, cebada, habas, garbanzos, centeno y avena.

CULTIVO                             PRECIO DE VENTA
                        Garbanzos                                         50 reales
                        Trigo                                                 30    
                        Centeno                                             24    
                        Habas                                                 22    
                        Cebada                                               20    
                        Avena                                                10    

            También existían ocho huertas donde se sembraban nabos, coles, lechugas, berenjenas, tomates, pimientos, ajos y cebollas, que se regaban gracias a los abundantes pozos, de donde se extraía el agua por medio de cigüeñales. Además, tenían estas huertas, árboles frutales como perales, cermeños, ciruelos e higueras. Todas estas huertas se trabajaban con “azada a brazo”. El viñedo y el olivar se encontraban poco extendidos. Su producción se destinaba al autoconsumo de la población y constituían los principales complementos de los campesinos, junto a las leguminosas y los productos hortofrutícolas: <<Pero donde quiera se abren pozos y allan aguas y por ello con real permiso se estan plantando biñas, arboles y ortaliza en un baldio.>>.
                                                                                               

2.      La ganadería

            La ganadería era en esta época fundamental para la economía de la villa; sin embargo, su incremento se veía limitado por la escasez de tierras de pastos disponibles. Se hace necesaria la petición de que se dé a los vecinos del pueblo el aprovechamiento de la Real Dehesa de la Pared que tenía arrendada el Conde de Gomara, de Soria, a su propietario el Marqués de Paredes:

Que para lograr esta billa y su común de labradores lo que nezesita tiene en su termino la Real Dehesa de la Pared, que aprovecha dos mil seiscientas dos cabezas por arriendo el conde de Gomara, vezino de Soria, dándose a pasto y labor al pueblo tendría este conozido aumento y su Magestad la mitad del diezmo de los granos que en ella se criaran que hoy no tiene, solo paga el arrendador al Marques de Paredes, su dueño, dichas yerbas y el bezindario según la respectiva porción pagaría este.

            Todo el ganado se concentraba en la dehesa boyal y el ejido; este último con la mitad de las tierras de dominio particular. También existían algunos baldíos para los cerdos y las cabras. Había 50 granjeros, ocupando el primer lugar el ganado ovino, del que se aprovechaba para su comercio la lana, carne, cuero y queso. Del total de 15.247 cabezas de la que se componía la cabaña ganadera de Quintana, más de la mitad (9.000 cabezas) correspondían a esta especie, que criarían unos 2.000 corderos. El aprovechamiento más importante que se hacía era el de la lana, que se enviaba a los lavaderos de Cáceres. En la esquila de las ovejas los jornaleros ganaban cinco reales: <<Con cuias especies no se hace mas comercio que la venta de lanas finas para el norte, la de bastas para colchones  y jergas del reino>>.

            Le sigue en número de especies el ganado porcino con  3.000 cabezas que producirían unos 1.000 lechones. El cerdo era fundamental en la alimentación de los vecinos, y no solo hacían matanzas para el consumo familiar sino también se comercializa para abastecer a otros pueblos y lugares. Tradicionalmente, la montanera tenía lugar de San Miguel (29 de septiembre) a San Andrés (30 de noviembre), mediante el vareo de la bellota: <<y de carnes y zebones para mantanzas y abastos de bezinos y otros pueblos>>. El ganado caprino con 2.400 cabezas proporcionaba, además de unos 500 chivos, leche y queso que se destinaba al consumo de los vecinos del pueblo.

            El ganado vacuno era muy importante, pues se utilizaban los 566 bueyes en las labores del campo y en la cría para la alimentación familiar, aprovechando la leche, la carne y el cuero. Existían 800 cabezas y se criaban unos 200 becerros. Es significativo que en Quintana el  número de este ganado se viera incrementado en unas 500 cabezas, en un periodo de tan solo 30 años, cuando la tendencia en la mayoría de las poblaciones fue de un importante retroceso.  Pues, según los mapas generales del Catastro de Ensenada, el número de cabezas de ganado vacuno, en el año 1752, era de 314. Este ganado era utilizado como fuerza de tiro en los trabajos agrícolas y en el transporte de productos. Uso que se prolongaría en este pueblo hasta la primera mitad del siglo XX: <<la trilla se haze con yeguas y reses vacunas>>.

            El ganado caballar estaba formado por unas 47 cabezas, en su mayoría yeguas, y se criaban unos 15 potros. Su función principal era la de servir de medio de transporte a los arrieros. No se habla, en el Interrogatorio del número de asnos, pero los datos correspondientes a años anteriores (Catastro de Ensenada,1752) se cifran en 254.

La apicultura, muy extendida  por toda Extremadura, también existen en la villa de Quintana, contando sus 7 colmenares con unas 700 colmenass que producirían al año 80 arrobas de miel, y se vendían a 30-40 reales la arroba. También se vendía la cera, cuya producción podría ser de unas 15 arrobas, y se vendía a 8 reales la libra o 200 reales la arroba. Los enjambres se criaban en cajones de  madera o corcho y se situaban en los montes de la sierra donde hubiera abundancia de flores de tomillo, jara, retama, encina y otros arbustos. En una respuesta del informe realizado en La Guarda, aldea perteneciente a Campanario, y que sin ser villa eximida, tiene una especial relevancia sobre los demás lugares y aldeas del Partido de la Serena, podemos apreciar el modo de cuidar las colmenas:

Que el modo de conservar las colmenas es castigándolas poco en las castras y que estén situados los colmenares en partes abundantes de flores y montes […] Que los naturales se inclinan a su conservación y aumento, pero por la escasez de primaveras se aumenta poco este ramo.

Parece ser que se observa un cierto pesimismo en la rentabilidad de esta actividad, debido a los robos, a los daños causados por turones y otros animales, y a una climatología adversa que no hace posible una buena producción, por lo que se encuentra un poco abandonada en esta época a pesar del incremento desarrollado a partir de la segunda mitad del siglo:

Que hay corrientes siete colmenares, sin otros muchos abandonados, y aquellos tendrán setecientas colmenas que rendiran en años regulares ochenta arrobas de miel, que puede venderse de treinta y seis a quarenta reales, y quinze de zera, cuia libra en tora se vende a ocho. Y aunque es ramo útil se a perdido la aplicación por ladrones, bichos y malos años, sin discurrirse mas medio de resucitar la aplicación que el castigo de aquellos y que sigan buenos otoños y primaveras.

CABAÑA GANADERA EN LA VILLA DE QUINTANA EN 1791

GANADOS    NÚM. DE CABEZAS   PRODUCCIÓN   PORCENTAJE
            LANAR                 9.000                     2.000  corderos             59,2 %
            CERDA                 3.000                     1.000  lechones             19,6 %             
            CABRÍO                2.400                        500  chivos                 15,7 %
            VACUNO                 800                        200  terneros               5,2 %
            CABALLAR               47                          15  potros                  0,3 %

Total…………………....15.247

3.      El comercio

            El comercio se encontraba poco desarrollado y  la industria no existía. Solamente se realizaba la fabricación de lienzos caseros en telares manejados por mujeres: <<Que no hai fabrica mas que de lienzos caseros que azen la mujeres, hilandolos y tejiéndolos, y un tinte de bastos para hilo de azul y negro y algún paño, y no hai disposición para establecer otras>>.

            El comercio era realizado por arrieros que transportaban en sus caballerías: jabón, cereales y leguminosas, a otros pueblos cercanos. El mercado y feria más próximo se encontraba en Zalamea, que se celebraba los días 13, 14 y 15 de septiembre.

            El granito extraído de las canteras se destinaba a la construcción de casas y edificios. También había algunas canteras para la extracción de cal.

LA ADMINISTRACIÓN

            Las elecciones alcaldes se hacían con arreglo a las Reales Definiciones de la Orden de Alcántara. Se elegían dos alcaldes: uno por el estado de los nobles y otro por el estado llano.

1.-Las elecciones de Oficiales de Justicia y Ayuntamiento, que por ser territorio de la Orden de Alcántara, se rigen por su Real definición, nombrando electores imparciales por mitad de estados, casados y de cuarenta años arriba, cada uno de los cuales debe proponer dos personas nobles y dos del Estado de hombres buenos para cada oficio, cuyas cedulas entran en dos cantaros a saber: En el uno de nobles, y en el otro las de plebeyos, y se sacan por un niño de ocho años habiéndose por electos los primeros; por cuyo medio y el de guardarse hueco de dos años y parentescos dentro del cuarto grado, circularían los empleos tanto honrosos como onerosos entre los vecinos de merito>> (Informe sobre el Partido de la Serena, por Don Agustín Cubeles y Rodas).

            Los miembros que componían el Ayuntamiento eran los siguientes:

Alcalde noble: Don Francisco de Godoy.
Alcalde ordinario: Pedro del Pozo.
Regidores: Don Francisco de Tena Dávila, Don Diego Hidalgo Barquero, Don Bartolomé Dávila Nogales, Don Juan de Tena Dávila, Don Juan Patricio Morillo-Velarde y Godoy, Don Alonso Morillo y Don Juan Hidalgo Barquero.
Alcaldes de Hermandad: Don Francisco Fernández de Godoy, Don Francisco López de Nogales.
Diputados del común: Don Juan Martín López y Don Mateo Ferreras.
Personero: Diego Antonio Balsera.
Escribano: Francisco León Bovadilla.
Procurador síndico: Francisco Martinez de la Huerta.

            La organización de los concejos municipales se regulaba por la real provisión de Felipe II, de 1562, que establecía el procedimiento de elección de los alcaldes y cargos públicos en los territorios de las órdenes militares. Lo habitual en las villas de tamaño grande y medio de La Serena, eran dos alcaldes ordinarios y cuatro regidores, divididos entre el estado llano y el estado noble; cumpliendo así el principio de la mitad de oficios.

            <<A partir del siglo XVI, se inició el control patrimonial de los cargos concejiles por la nobleza y la oligarquía local mediante su compra. A fines del siglo XVIII, existían  todavía regidurías perpetuas y la decadencia de los concejos desembocó en corrupción e ineficacia. De ello dan buena prueba los Interrogatorios de la Real Audiencia de 1791, al denunciar claramente que la autoridad era ejercida en los pueblos de La Serena por unas cuantas familias y sus partidarios, que formaban auténticas facciones políticas y se beneficiaban de la posibilidades económicas que proporcionaba el control y la administración de los bienes de propios con que contaban los concejos para su sustento y el cumplimiento de sus funciones>> (6).

            Quintana estaba dividida en dos facciones o partidos que se disputaban las elecciones a alcaldes. Una encabezada por el presbítero don Clemente Baquero, que <<manejó a su arbitrio las elecciones de justicia por muchos años, en los que esperimentaron los infelices bastantes molestias y persecuciones y los caudales públicos no la mejor administración>>. El otro, por don Diego Barquero, abogado de los Reales Consejos, quien llevaba ya varios años manejando las elecciones de justicia y que <<ha mirado con mucho celo por el beneficio común, sosteniendo diferentes litigios para reintegrarlo en sus antiguas pertenencias y librarlo de los quantiosos censos con que estan grabados los propios de la villa>>.

            El dicho don Diego Barquero, consiguió aclarar los goces de varios terrenos de baldíos que se disputaban con la comunidad de las Tres Villas, integrada por Zalamea, Valle e Higuera; y otros con la comunidad de las Cinco Villas, formada por Benquerencia, Castuera, Malpartida, Monterrubio y Esparragosa. Estas comunidades eran las llamadas comunidades de villa y tierra, que agrupaban los baldíos de sus respectivas localidades para el común aprovechamiento del pasto. Además de estas dos, ya mencionada, en el Partido de La Serena, existían otras dos: la de las Siete Villas, formada por Magacela, Villanueva, Campanario, Coronada, Quintana, La Haba y La Guarda; y la otra de las Tres Villas: Cabeza del Buey, Sanctiespíritu y Esparragos de Lares.

            También consiguió don Diego Barquero que se plantasen viñas, olivos y árboles frutales en un baldío inútil, repartiéndose en suertes entre los vecinos. Consiguió reducir el fondo del pósito vendiendo una gran parte de fanegas, destinando sus beneficios a la construcción de las casas consistoriales, archivos, panera para el pósito, cárcel y carnecería. Solicitó al Supremo Consejo, la redención de los censos a la Inquisición de Llerena, que desde principios de siglo tenía tomada posesión pretoria sobre los bienes de propios, consiguiendo que se redujeran a trescientos mil reales, de los seiscientos sesenta mil que se debían.

            El pósito contenía 4.665 fanegas en granos. De estas, 224 estaban en la panera y el resto estaba repartido entre los vecinos. El fondo de maravedíes era de 42.189 reales y 31 maravedís, debiendo los vecinos 10,425 reales. Se estimaba que en las arcas municipales habría 31.774 reales y 31 maravedís.


LA IGLESIA Y LA NOBLEZA
           
            El el año 1791, había en Quintana 26 eclesiásticos y 44 nobles. El cura párroco era elegido por el Prior de Magacela, a propuesta de dos que hacía el ayuntamiento. No existía cementerio y los enterramientos se hacían en la Iglesia y sus alrededores.

            Con fecha 23 de marzo de 1791, el cura párroco de la villa de Quintana, que llevaba residiendo en el pueblo poco tiempo, don García Golfín y Calderón, se encarga de dar informe sobre los temas religiosos. Y así, certifica que la única iglesia parroquial existente está bajo la advocación de Nuestra Señora de los Milagros. El único cura se nombra proponiendo el ayuntamiento un fraile de la Orden de Alcántara y un clérigo de San Pedro, de entre los cuales lo elige el Prior de Magacela.

            Existían las cofradías siguientes: la del Santísimo Sacramento, la de San Pedro, la de la Virgen del Rosario, la del Santísimo Cristo de la Colmena, la del Santísimo Cristo de la Columna y la de las Venditas Ánimas.

            En el informe se dice que no hay ermita ni santuario alguno, y esto es un error, pues la Ermita de los Mártires ya aparece en 1595. De ella se habla en el “Libro de la Visitación de Don Juan Rodríguez Villafuerte en 1595, a la villa de Campanario y las aldeas de Quintana y la Guarda”:

En tiempo de Ledesma se avía edificado la dicha ermita en el exido de la dicha villa, en la parte que dicen los lanchares, de las limosnas de los vecinos, no tenia rrenta mas que de 25 cabras. Estencion: entre los lanchares y la laguna del Concejo. Al presente no esta  acotado aun el campo de la ermita, en tiempo de Ledesma estaba limitándose.

            En cuanto a la nobleza se limitaba a la hidalguía: <<Los hidalgos eran el más bajo escalón de la nobleza: convertidos en criados vergonzantes de los títulos y grandes del reino, arrastraban una vida miserable, sin atreverse a trabajar en oficios manuales ni en el comercio, por causa de los prejuicios nobiliarios que tachaban esas ocupaciones de indignas de la nobleza. Para atajar tales prejuicios se expidió la famosa Real Cédula de 1783, en que se declaraban honrosas todas las artes manuales y los oficios que hasta entonces estaban tachados de vileza, entre otros los de herreros, carniceros, curtidores y venteros. Pero aunque la ley suprimiera el baldón que pesaba sobre ellos, aún pasarían muchos años antes de que los tales oficios fueran aceptados como dignos>> (7).
           
            El el año 1791, había en Quintana 26 eclesiásticos y 44 nobles. El cura párroco era elegido por el Prior de Magacela, a propuesta de dos que hacía el ayuntamiento. No existía cementerio y los enterramientos se hacían en la Iglesia y sus alrededores.


POBLACIÓN    HABITANTES     HIDALGOS    ÍNDICE
Quintana                   1.599                  167                   104
Castuera                    3.232                  185                    56
 Zalamea                     2.766                  128                    46

Fuente: Censo de Floridablanca de 1787. Cuadro XIII de La Nobleza extremeña  del siglo XVIII.


LA POBLACIÓN: SERVICIOS Y PROFESIONES          

            La mayoría de la población era analfabeta. La enseñanza estaba al cargo de un maestro de primeras letras que no tenía dotación económica y al que pagaban los discípulos.

            No existía Administración de correos y de este se encargaba un distribuidor y otra persona que iba a recoger las cartas a Castuera.

            Quintana contribuía, de forma continua, con diez hombres al Regimiento de Trujillo.

             Había un médico y un sangrador a los que pagaban los vecinos mediante igualas.

          Había cuatro abogados, destacando el ya mencionado don Diego Barquero y su hermano Juan.

            Otras profesiones y oficios existentes son: albañiles, siete; carpinteros, nueve; zapateros, cuatro; senareros y cangueros, veinte; pastores y artesanos, cincuenta; arrieros, ochenta y cuatro; y jornaleros, ciento sesenta y dos. Estos, en invierno, ganaban real y medio con comida; en la esquila, cinco reales sin comida; y en la siega de cebada y trigo, cuatro y seis reales con cinco comidas.

            Había un mesón para arrieros, y abastos de aceite, vino y jabón. Las pesas y medidas eran las del Marco de Ávila.

            El Ayuntamiento poseía archivo, cárcel, carnecería y corral del concejo.

            En aquella época había abundancia de especies cinegéticas, como la perdiz, liebre y conejo, y también ciervos, venados, jabalíes y zorros. Para la caza de estas dos últimas especies se organizaban dos cacerías anuales por el daño que causaban al ganado y estaban estipuladas por el real decreto de 1788, a petición del procurador de la Mesta, y se pagaban al que matase un lobo, cuatro ducados, y el doble si era hembra; por el cachorro se pagaban dos ducados, y si se conseguía la camada se pagaba igual que por la loba. Por cada zorro, macho o hembra, se pagaban diez reales. Todos los años se mataban unos tres lobos y 50 zorros.

            En el río Ortigas, además de galápagos, se criaban peces pequeños, como pardillas y bordallos. La pesca  se controlaba mediante el tiempo de veda correspondiente, al igual que la caza. Sus aguas eran públicas y, aunque no estaba siempre corriente, sus numerosas tablas servían de abrevadero para el ganado.

           
A modo de conclusión
            Como hemos visto, el Interrogatorio es una fuente importante pero con sus limitaciones, si tenemos en cuenta que los informes presentados por los miembros que en su mayoría formaban parte de la oligarquía que controlaba la <<realidad económica y social que tanto la Audiencia de Extremadura como la Única Contribución pretendían reformar bajo el auspicio ilustrado>> (8)

                                                                                             
_____________________
Notas               
(1)     Interrogatorio de la Real Audiencia en 1791. Pregunta número uno.
(2)     Pelegrí Pedrosa, Luis V.: La economía ganadera en la Serena a finales del Antiguo Régimen (1752-1791).
(3)     Rodríguez Sánchez, Ángel: Historia de Extremadura
(4)     Rodríguez Cancho, M.: “Interrogatorio del siglo XVIII. Estudio comparativo”. Norba 2, 1981, pág. 223.
(5)     Pelegrí Pedrosa, L.V.: Op. cit. pág. 110
(6)     Ibidem, págs. 14-15
(7)     Prado, Juan M.: Historia de la Literatura Española.
(8)     Pelegrí Pedrosa, L. V. Op. cit. pág. 19

Bibliografía                                     
-Agúndez Fernández, Antonio: Viaje a la Serena en 1791. Cáceres, 1995.
-Aragón Mateos, Santiago: La nobleza extremeña en el siglo XVIII. Mérida, 1990.
-Cortés Cortés, Fernando y Martí, Tomás: “La ciudad de Badajoz y su Partido en los Interrogatorios de la Real Audiencia de Extremadura, 1791”. Revista de Estudios Extremeños. Año 1999, tomo LV, núm. II, pág. 385.
-Libro de la Visitación de Don Juan Rodríguez Villafuerte en 1595, a la villa de Campanario y las aldeas de Quintana y la Guarda. Fondo Cultural Valeria. Campanario.
-Pelegrí Pedrosa, Luis Vicente: la economía ganadera en la Serena a finales del Antiguo Régimen (1752-1791). Ceder La Serena-Leader, 1998.
-Prado, Juan M.: Historia de la Literatura Española. V. III. Barcelona, 1982.
-Rodríguez Cancho, M. y Barrientos Alfageme, G.: Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de la Serena. Asamblea de Extremadura. Mérida, 1995.
-Rodríguez Sánchez, Ángel: Historia de Extremadura. Los tiempos modernos. Tomo III. Badajoz, 1985.



Juan Fco. José Dávila Sánchez
Quintana de la Serena, 2018